Querida Viajera:
El día 15 de Octubre día e la Mujer Rural, lo celebrarías arando, ordeñando o haciendo pan, o si eres
neo rural y moderna, gestionando tu negocio o recolectando flores y productos
con tus pequeños, para hacer conservas o esencias de belleza.
Querida Mujer rural, amiga de la sierra, este año, tampoco
serás pregonera y pocas páginas hablaran de ti. Aunque algunos minutos te ha
dedicado los telediarios nacionales, algunos a agriculturas de Guadalajara,
agriculturas que cotizan, no que solo ayudan al marido.
Se me ocurren algunas cuantas mujeres serranas, rurales,
amantes de su tierra y de su arte en el mundo rural. Se me ocurren así sin
nombrarlas una docena de ellas, para pregonar, para difundir y chulear de la
tierra que las vio nacer o la que les da de comer.
Pienso, en la mujer de Mariano, cartera rural, ayudante de
farmacia y agricultora si es menester. En la cabrera de la sierra, con su
rebaño, haciendo riquísimo queso para vender en Cantalojas.
En esa mujer y su familia que escapó de la ciudad para
montar un negocio dentro de un parque natural. Entre pueblos de pizarras, entre riscos de Aragosa o entre las famosas
minas y bravas serranas. Me llega el olor de la panadera que hace a la vez que
roscas y castañas de recadera en el pueblo, que no de cotilla.
Me viene la
imagen de su sonrisa detrás del mostrador de la farmacia rural en Mandayona y
Jadraque, cuando una nueva pareja joven va a por pañales para una nueva
serrana.
Me viene a la mente la joven enfermera recién destinada, la
que te curo el corte con el hacha o la picadura de las abejas. La aparejadora
que ve como el castillo de Galve y el monasterio de Bonaval se van a caer. Recuerdo
a mi abuela que rezaba y vigilaba su iglesia ,la torre de la iglesia, y a la
suegra del alcalde, pendiente de las gárgolas, por si el obispo las salva.
Escucho a la mujer del carnicero de Alcorlo, contar lo bien
que se bailaba en la verbena de su pueblo, hoy anegado por las aguas. A la que
trabaja el barro debajo del Alto Rey y a la que recibe a los peregrinos y
turistas en el castillo de Siguenza.
Mujeres que tienen las llaves de Palacios como el de
Cogolludo, bodegueras, porteras de casonas nobiliarias en Atienza y de quien te
atiende en la gasolinea de los Condemios. Se me ocurren concejalas, alcaldesas,
diputadas, que alzan la voz para luchar por su pueblo y su comarca.
Mujeres que van y vienen de la sierra al asfalto por motivos
laborales, porque no hay buena cobertura debajo de sus pinares.
Mujeres rurales, serranas, valientes y rudas, bellas como la
jara, la flor de la sierra. Mujeres y madres, futuras pregoneras.