jueves, septiembre 07, 2006

Mala mujer:


Fue un trayecto corto, aunque a mi se me hizo el mas largo del mundo. Sentada en la parte trasera de un coche patrulla, de una ciudad a la que acababa de llegar y en la que un oficial de la policia me acababa de salvar de ser asesinada por la mafia Tunecina.

La Grand Place habia apagado sus luces que tanto cautivaban a los turistas. Amanecia detras del Atomium, mientras Mitchel intentaba comunicarse conmigo en un mal castellano.
A mi solo me importaba llegar a mi hotel, pensando en la proxima huida...y atormentandome en dejar a otro hombre en mi cama.
Y es que siempre me han gustado las mujeres malas, las he envidiado, por eso ahora que puedo elgir mi vida...quiero ser una de ellas.
- Comment vous llamar?
- "¿Qué adelantas sabiendo mi nombre? Cada noche tengo uno distinto y siguiendo la voz del instinto me lanzo a buscar".
Durante toda la noche...una Luna llena se habia asomado a mirar mi historia en los estrechos edificios de Bruselas.
La misma luna que se asomaba a las Ventas y que me tenia en el ruedo cual Manolete, preparando un estoque mortal, para un amor indebido, no por peligroso..sino por
Fue por eso, por la Luna, y por esa amante inoportuna que se llama soleda, que parafraseo a Joaquin, para contestar a mis amantes, esos que sin tomarme como la dama que espera el reposo del guerrero, me ayudan a salir airosa de mis aventuras...
Y es que una desde siempre a tenido la ilusion de ser puta.
De ser una Mata-Hari, amante de oficiales pobres y mentirosa y espia.
Ser la Magdalena. Pero no la del Evangelio, ni la de Dan Browm, sino la de Sabina, la mas puta de todas las señoras, la mas señora de todas las putas.
Quien fuera Carmen; esa gitana descarada que trae loco a Don José.
O Agustina de Aragon que encañona a los gabachos...
Y con duelo a espada defenderia el amor del Zorro como Helena de laVega, con un antifaz en las llanuras californianas.
Y ultimamente...quien fuera Maria de Castro...para compartir lucha en Flandes..(como ahora pero en el siglo XVII) con Diego, el capitan Alatriste.
Mala una mujer que lucha si es preciso a espada o con pistola por amar y dejar de ser amada.

Paro delante del Hotel, su turno habia terminado.
Estuve a punto de perder el vuelo, por su culpa, pero todavia necesitaba un par de informaciones, antes de volar a Paris.

"En mi casa no hay nada prohibido, pero no vayas a enamorarte, con el alba tedrás que marcharte para no volver, olvidando que me has conocido, que una vez estuviste en mi cama, hay caprichos de amor que una dama no debe tener"