miércoles, junio 24, 2009

Los angeles tienen sexo


“Los ángeles tienen sexo, o al menos,
en Palamós (Girona) lo tienen”.

O eso me dijo uno de sus regidores, mientras yo le hablaba de
lo feliz que me había sentido en su tierra.
En la Iglesia de Sta Maria de Palamós del siglo XV
en la fachada principal, las figuras de los ángeles SI tienen sexo.

Quizás, por eso, por el sexo y los ángeles mi ultimo recuerdo de allí, a sido un llamador de Ángeles. Un llamador es un colgante muy personal, con dos semiesferas que se unen y contienen en su interior trocitos de plata que al chocar suenan débilmente, para que solo los Ángeles lo puedan oír.

"Según la mitología, los duendes son los guardianes de los bosques y sus habitantes. Cuenta la leyenda que un grupo de estos duendes tuvieron que huir del bosque donde vivían en busca de un lugar alejado del peligro que les acechaba.

Gracias a su gran amistad con los ángeles, estos les obsequiaron con un colgante con una bola que tenía dentro unas pequeñas campanillas como símbolo de protección.Los ángeles les dijeron que cuando se sintieran en peligro o desprotegidos, agitaran la bola y al oír las campanillas los ángeles acudirían en su ayuda.Pero como nadie da nada por nada, los ángeles pusieron una condición, que el “llamador” era solo para uso personal y tenían terminantemente prohibido prestarlo a nadie, porque si lo hacían, la magia desaparecería y con ella, la protección de los ángeles."

Un ángel que me protegiera y cuidara en noches como la de ayer, la de San Juan, una noche para haber estado junto al mar... junto al Mediterráneo.

Pero quizás los Ángeles no han querido tener sexo,
al menos sexo carnal conmigo lejos de allí, lejos del agua.
Por que si han tenido ese sexo de los ángeles al que se refiere
Benedetti en su poema. El sexo de los ángeles que solo con mirarse
llegan al orgasmo, que no necesitan mas marea que la fuerza de
un abrazo o un beso negado.

Ángeles que huyen de la carne, porque siempre les dijeron que era malo, que serian un ángel caído, si se abatían en la tentación de la carne sin estar casados. Que, el ángel negro, vendría para tirarles de los pelos y arrastrarles al fuego, al infierno a un mar bravío. Lejos, de sus blancas playas de arena fina donde habían amado como las personas sintiéndose solo ángeles voladores, sin pecado ninguno, sin pensar en enfermedades o en cambios en su cuerpos, antes puros o inocentes de la verdadera identidad carnal de los ángeles.

No es verdad, que pierdas las alas por desear amar a otros ángeles o a otros seres, si es este un amor limpio y verdadero, aunque solo sea por un rato, por una noche de luna, de San Juan, por una marea. Las mareas, me trajeron por primera vez el placer carnal del sexo de los ángeles y las mareas me quitaron la ilusión del amor corpóreo, porque el amor de los ángeles va mas allá del sexo.

Se ángel marinero, que como Ezequiel en Palamós,
me estarás esperando tumbado sobre tus alas junto al mar.